¡Mis queridos palomiteros!
Recientemente ha estado en Madrid el joven director y guionista de cine
francés, Thomas Kruithof, con motivo
de la presentación de su filme Testigo, excelente
opera prima protagonizada por el
laureado actor galo François Cluzet,
que hoy se estrena en cines de toda España de la mano de Surtsey Films. Ofrecemos a
los lectores de este blog la entrevista que ha concedido en exclusiva a Palomitas de
Maíz.
El director y guionista de cine francés Thomas Kruithof debuta a lo grande en el largometraje con el atractivo e intenso drama de suspense Testigo, protagonizado por el actor galo François Cluzet. |
¿Cómo nace el filme?
La
idea de partida fue hacer un película de suspense sobre un héroe que trabaja en
una organización secreta. Y en esa organización secreta él es último eslabón. Además, esas organizaciones se caracterizan
por que los que trabajan en ellas no
saben más que lo que les corresponde. Así las cosas, me parecía interesante
que a través de nuestro héroe se fuese descubriendo el funcionamiento del
sistema. Y a su vez, que él sea
conocedor de todo lo que sucede a su alrededor: de qué tipo de organización
se trata, en qué está metido y dónde tiene los pies.
¿Por qué una película de espionaje para su
debut en el cine?
No me
pregunté qué tipo de película quería hacer. Fue después de haber gestado esa
idea cuando me convertí en realizador. Eso sí, siempre me han gustado este mundo donde abundan los libros de Jean
Bacquerie, los thriller políticos, un
mundo lleno de mentiras... Es decir, a mí me
ofrecía un abanico dramático muy interesante sobre el estado del mundo
actual y muy válido para rodar esta historia.
¿Cómo convenció a François Cluzet, el protagonista,
para que trabajase en su película ?
Bueno,
le envidio, me gustó. Nos vimos poco tiempo después. Y yo creo que la película, el género, le gustaba, le interesaba. También
sentía que a él le apetecía trabajar con los otros actores de la cinta. No
tengo ninguna receta especial para él, para intentar convencer a un tipo como François Cluzet. Es un hombre que sigue
suscitándome curiosidad gracias a su espíritu aventurero. Y ahí está.
El actor protagonista François Cluzet, en un momento decisivo del filme. |
¿Cómo fue el proceso de creación del
personaje principal?
Es
difícil distinguir entre el personaje (Duval) del resto de la película. El
personaje y la película caminan en la misma dirección y se definen mutuamente. En el caso del protagonista tiene esa especie
de maldición con el trabajo, lo necesita, y lo rechaza al principio. Pero
después cambia de opinión, prefiere seguir ciertas rutinas que, aunque le
limitan mucho, también le reconfortan. Yo quería que el personaje creciera a partir
del dolor, trabajar con él hasta construirlo
de esa manera. Y de ir cuestionando su vida, de ir afrontando esa lucha interna
que mantiene dentro de sí...
Otro momento decisivo en la historia. |
¿Por qué se ha interesado tanto en los
primeros planos de los personajes y en los planos detalle?
A
menudo empleo esos primeros planos
porque hay gestos que comunican mucho más que las palabras. Donde las
intenciones se ven más a través, o detrás, de las mentiras o de las manipulaciones.
Esas miradas son signos, son señales por encima de las intenciones reales. Y cuando hay enfrentamientos cara a cara, esa
intensificación de los primeros planos la utilizo para acentuar más la idea
de que hay otro lenguaje después de las palabras. Eso en cuanto a las personas.
Y en cuanto a los detalles, me
gustan los primeros planos, por ejemplo, en la máquina de escribir, como si
fueran metáforas. Es decir, el héroe de la jornada tiene que trabajar con esas máquinas, que son objetos muy anodinos,
pero en la cadena de la evolución, dentro de la historia, ofrecen una carga dramática muy importante, incluso
hasta a veces resulta violenta. Y eso en esta película es muy importante.
¿Hasta qué punto un hombre puede reinventarse
a sí mismo? ¿Es necesario colocarlo en situaciones límite?
Es un
poco el recorrido por el que atraviesa el personaje. Primero, esa reinvención le permite romper esos
límites que él al principio se había puesto -y que le habían impuesto- y
después eso a su vez le permite
trascender hasta reconectar con una fuerza interior que igual él no sabía
que tenía.
Espléndido duelo de titanes. |
¿Cómo elaboró la estructura del filme y el
guión?
Tenía
ganas de hacer una película con ritmo in
crescendo. Que se subrayase bien la fase donde se cuestiona todo hasta tal
punto que el ritmo y la violencia que desprende el drama se acelerase tanto que
fuera imposible detener la historia de modo natural. Quería rodar una aventura en la que el espectador tuviese forzosamente
que implicarse e ir juntando los elementos como el personaje principal. No
quería cosas demasiado evidentes, quería que el espectador trabajase a medida
que la historia va resolviendo conflictos.
¿Cómo trabajó la idea del mal moral?
Creo
que es más bien una cuestión de
implicarse o no implicarse. Se trata de las preguntas que Duval se niega a
hacer. Este hombre siente que en esa organización hay algo extraño, algo que no
va bien pero incluso antes de poder
actuar sabe que no puede continuar y entonces... ya es demasiado tarde. Desde
ese instante ya no tiene tiempo para plantearse dilemas morales.
¿Por qué el espectador debe ir a ver esta
película?
Creo
que va a pasar hora y media cautivado, embarcado en una historia que espero que
le pueda encantar. Y creo que se va a
poder identificar con cuestiones y temas que espectadores como yo nos
hacemos.
José Luis Panero
No hay comentarios:
Publicar un comentario