viernes, 9 de junio de 2017

Entrevista al director de cine francés Thomas Kruithof (‘Testigo’): “Quería que el personaje principal creciera a partir del dolor”

¡Mis queridos palomiteros!

Recientemente ha estado en Madrid el joven director y guionista de cine francés, Thomas Kruithof, con motivo de la presentación de su filme Testigo, excelente opera prima protagonizada por el laureado actor galo François Cluzet, que hoy se estrena en cines de toda España de la mano de Surtsey Films. Ofrecemos a los lectores de este blog la entrevista que ha concedido en exclusiva a Palomitas de Maíz.

El director y guionista de cine francés Thomas Kruithof debuta a lo grande en el largometraje con el atractivo e intenso drama de suspense Testigo, protagonizado por el actor galo François Cluzet.

¿Cómo nace el filme?
La idea de partida fue hacer un película de suspense sobre un héroe que trabaja en una organización secreta. Y en esa organización secreta él es último eslabón. Además, esas organizaciones se caracterizan por que los que trabajan en ellas no saben más que lo que les corresponde. Así las cosas, me parecía interesante que a través de nuestro héroe se fuese descubriendo el funcionamiento del sistema. Y a su vez, que él sea conocedor de todo lo que sucede a su alrededor: de qué tipo de organización se trata, en qué está metido y dónde tiene los pies.

¿Por qué una película de espionaje para su debut en el cine?
No me pregunté qué tipo de película quería hacer. Fue después de haber gestado esa idea cuando me convertí en realizador. Eso sí, siempre me han gustado este mundo donde abundan los libros de Jean Bacquerie, los thriller políticos, un mundo lleno de mentiras... Es decir, a mí me ofrecía un abanico dramático muy interesante sobre el estado del mundo actual y muy válido para rodar esta historia.



¿Cómo convenció a François Cluzet, el protagonista, para que trabajase en su película ?
Bueno, le envidio, me gustó. Nos vimos poco tiempo después. Y yo creo que la película, el género, le gustaba, le interesaba. También sentía que a él le apetecía trabajar con los otros actores de la cinta. No tengo ninguna receta especial para él, para intentar convencer a un tipo como François Cluzet. Es un hombre que sigue suscitándome curiosidad gracias a su espíritu aventurero. Y ahí está.

El actor protagonista François Cluzet, en un momento decisivo del filme

¿Cómo fue el proceso de creación del personaje principal?
Es difícil distinguir entre el personaje (Duval) del resto de la película. El personaje y la película caminan en la misma dirección y se definen mutuamente. En el caso del protagonista tiene esa especie de maldición con el trabajo, lo necesita, y lo rechaza al principio. Pero después cambia de opinión, prefiere seguir ciertas rutinas que, aunque le limitan mucho, también le reconfortan. Yo quería que el personaje creciera a partir del dolor, trabajar con él hasta construirlo de esa manera. Y de ir cuestionando su vida, de ir afrontando esa lucha interna que mantiene dentro de sí...

Otro momento decisivo en la historia.

¿Por qué se ha interesado tanto en los primeros planos de los personajes y en los planos detalle?
A menudo empleo esos primeros planos porque hay gestos que comunican mucho más que las palabras. Donde las intenciones se ven más a través, o detrás, de las mentiras o de las manipulaciones. Esas miradas son signos, son señales por encima de las intenciones reales. Y cuando hay enfrentamientos cara a cara, esa intensificación de los primeros planos la utilizo para acentuar más la idea de que hay otro lenguaje después de las palabras. Eso en cuanto a las personas. Y en cuanto a los detalles, me gustan los primeros planos, por ejemplo, en la máquina de escribir, como si fueran metáforas. Es decir, el héroe de la jornada tiene que trabajar con esas máquinas, que son objetos muy anodinos, pero en la cadena de la evolución, dentro de la historia, ofrecen una carga dramática muy importante, incluso hasta a veces resulta violenta. Y eso en esta película es muy importante.

¿Hasta qué punto un hombre puede reinventarse a sí mismo? ¿Es necesario colocarlo en situaciones límite?
Es un poco el recorrido por el que atraviesa el personaje. Primero, esa reinvención le permite romper esos límites que él al principio se había puesto -y que le habían impuesto- y después eso a su vez le permite trascender hasta reconectar con una fuerza interior que igual él no sabía que tenía.

Espléndido duelo de titanes.

¿Cómo elaboró la estructura del filme y el guión?
Tenía ganas de hacer una película con ritmo in crescendo. Que se subrayase bien la fase donde se cuestiona todo hasta tal punto que el ritmo y la violencia que desprende el drama se acelerase tanto que fuera imposible detener la historia de modo natural. Quería rodar una aventura en la que el espectador tuviese forzosamente que implicarse e ir juntando los elementos como el personaje principal. No quería cosas demasiado evidentes, quería que el espectador trabajase a medida que la historia va resolviendo conflictos.

¿Cómo trabajó la idea del mal moral?
Creo que es más bien una cuestión de implicarse o no implicarse. Se trata de las preguntas que Duval se niega a hacer. Este hombre siente que en esa organización hay algo extraño, algo que no va bien pero incluso antes de poder actuar sabe que no puede continuar y entonces... ya es demasiado tarde. Desde ese instante ya no tiene tiempo para plantearse dilemas morales.

¿Por qué el espectador debe ir a ver esta película?
Creo que va a pasar hora y media cautivado, embarcado en una historia que espero que le pueda encantar. Y creo que se va a poder identificar con cuestiones y temas que espectadores como yo nos hacemos.

José Luis Panero

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