sábado, 22 de abril de 2017

Reviviendo la Historia: el General Miaja y la Duquesa de Osuna te esperan en el parque de El Capricho

¡Mis queridos palomiteros!

El próximo domingo, 23 de abril, el hermoso Parque de El Capricho, en Madrid, acogerá -a las 11.00 y a las 11.30- a otros tres personajes de la Historia de España, que servirán para recrear momentos imprescindibles de nuestro pasado reciente, como ya hemos indicado desde este mismo espacio



Dos alabados actores, Marta García-Lomas José Luis Panero serán quienes desarrollen los papeles principales

Marta y José Luis interpretan a Paula y a Dionisio en Tres sombreros de copa

La mismísima Duquesa de Osuna te contará algunos de los secretos del palacio, el General José Miaja en persona te narrará los terribles momentos vividos en la Posición Jaca durante la Guerra Civil Española y por último el coronel Segismundo Casado te explicará la caída de Madrid al finalizar la guerra. No dejes pasar esta oportunidad de vivir en primera persona la Historia de este precioso emplazamiento. 

Marta y José Luis durante una representación de El rey del mundo lirundo 

La actividad se realizará gracias a Rutas con Historia, empresa especializada en estas lides que con tanto acierto se maneja en el desarrollo de las visitas teatralizadas. ¡Seguiremos informando!

José Luis Panero
https://www.facebook.com/palomitero/

martes, 18 de abril de 2017

'Últimos días en la Habana': ¿Será la vida mejor lejos de Cuba?

¡Mis queridos palomiteros!


La distribuidora Wanda Visión lleva a las salas de cine Últimos días en la Habana, filme triste, pero en ningún caso pesimista, del director de cine y escritor cubano de 72 años, Fernando Pérez Valdés, ganador de un Goya a la mejor película Iberoamericana en el año 2000 por su trabajo La vida es silbar.


Este drama se ambienta en el centro de la Habana hoy día. Miguel (45 años) sueña con huir a New York. Mientras espera un visado que nunca llega, trabaja como lavaplatos en un restaurante particular. Diego (45 años) sueña con vivir. Postrado e inmóvil por el SIDA, libera toda su energía desde el estrecho camastro del cuarto más pequeño del solar.


Mientras Miguel le da la comida a Diego, vamos descubriendo que ambos viven juntos como si fueran la noche y el día. Diego es gay, positivo, luminoso; Miguel es asexual, negativo, oscuro. Diego es el héroe, Miguel el antihéroe. Pero entre ambos existe una amistad contradictoria e indestructible, sostenida por un pasado compartido del que sólo ellos conocen sus secretos.


Ganadora del premio al mejor largometraje Iberoamericano en el festival de cine de Málaga, Últimos días en la Habana ha conseguido mostrar, en toda su crudeza, la vida en la zona más pobre de Cuba, por ejemplo, en la ejecución de trabajos duros remunerados con miserias que impiden el desarrollo de una vida digna. 


Y el director de Suite Habana (2003) repasa sin cortapisas todas las variables que dan forma a la multiforme Cuba, pasando a su vez por la caducidad de los ideales de la Revolución o la corrupción, pero sin mostrarse dogmático e incluso alertando -sin que resulte paradójico- de que irse de una Cuba casi inhabitable no es garantía de una vida mejor. También, Últimos días en la Habana es una película sobre la relatividad de la moral en situaciones específicas y los prejuicios que en el orden ético provocan ciertas conductas no muy habituales, que tienen más que ver con la percepción personal que con la vida misma.


Y aún así, bajo el barniz de una vida sin salidas, Últimos días en la Habana no es una película de ajustes de cuentas, al contrario, es un filme realista en lo esencial: la vida pasa rápido, los amigos nos traicionan, se prodigan las decepciones y nada chirría. El conjunto, aunque falla por su ritmo, resulta armonioso, los diálogos son frescos y naturales, la cinta está bien narrada, estructurada, montada y fotografiada

Además, cuenta con unas brillantes interpretaciones donde sus protagonistas funcionan como perfectos antagonistas de una historia que hubieran preferido no protagonizar y que recuerda muchísimo al trabajo de otros dos grandes cubanos, Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío y su Fresa y chocolate (1994).


José Luis Panero

lunes, 17 de abril de 2017

Entrevista al director de cine Julien Rappeneau ('Rosalie Blum'): “Los personajes de mujeres me interesan mucho, me emocionan mucho”

¡Mis queridos palomiteros!

Recientemente ha estado en España el guionista francés Julien Rappeneau (hijo del legendario director francés Jean-Paul Rappeneau) con motivo de la promoción de su galardonada opera prima Rosalie Blum, estrenada la semana pasada. Y como es costumbre, Palomitas de Maíz ha estado con él.


¿Cómo nace el filme?

Me enamoré de la novela gráfica de Camille Jourdy, que es una historia muy original, con un principio de estructura que me gustó mucho, y después y sobre todo los personajes que me tocaron bastante; gentes que son como una pausa en su vida, bloqueados por el miedo, con historias familiares complicadas y que gracias a una aventura sorprendente se ponen en marcha y esperan... Una película que no me parecía haber visto jamás.


El filme es casi una película de mujeres, al estilo del cine de Almodóvar. ¿Quería hacer un homenaje a la mujer?

Bueno, no me lo dije de esta manera, pero es cierto que los personajes de mujeres me interesan mucho, me emocionan mucho. De hecho, tenía muchas ganas de trabajar con actrices. Y después mucha gente me ha dicho que tengo cierta sensibilidad por lo femenino, y es haciendo las cosas cuando uno lo va descubriendo...


¿Qué quería transmitir en su película a través de esa integración familiar-generacional?

La película muestra muy a las claras que a cada uno de nosotros puede llegarnos ese momento en la vida en el que no sabemos muy bien qué hacer para que las cosas vayan mejor y encontrar algo que nos dé esperanza. Y tras haber esperado durante un tiempo, a menudo basta tener un pequeño encuentro para que las cosas empiecen a cambiar, lo cual siempre ocurre a través de los demás. Y no sólo a través del amor.


¿Qué opina de que los treintañeros o cuarentañeros vivan en casa de sus padres?

No sé si es un fenómeno muy corriente en Francia. Tal vez se dé por razones económicas. En las grandes ciudades el alojamiento es tan caro que hay gente, especialmente los jóvenes, que vuelve a casa de sus padres. Diría que en Rosarie Blum, y en concreto en el caso de Vincent, hay una madre que es extraordinariamente posesiva que gestiona su vida y no quiere que su hijo rompa el cordón umbilical. El asunto está en cómo Vincent afronta la independencia para así expresar su modo de ser real, es decir, su personalidad.


La historia está llena de obsesiones: el peluquero siguiendo a la tendera, la madre posesiva, como acaba de comentarme, la búsqueda de la felicidad a cualquier precio. ¿Por qué?

Sí, es cierto, las hay. De hecho, Rosarie Blum está obsesionada con rehacer su vida y tener su jardín secreto. De alguna manera no sabe lo que le va a pasar pero está a punto de cambiar. No obstante, quiero señalar que no hice la película para tratar las obsesiones, a pesar de que se desplieguen varias temáticas de ese cariz.

Deja en el aire el sinsabor de las relaciones padres-hijos sin resolver. ¿Quería avivar conciencias?

Las historias familiares tienen un papel fundamental. La familia es un territorio de pasiones, de conflictos y complejidades. Todo el mundo tiene una relación rica y particular con la familia. Y en el caso de esta película especialmente a través de sus tres personajes principales. ¿Cómo superarla? ¿Cómo llegar a vivir con ello? Es una de las cosas que cuenta la película -y que ya me gustó cuando leí la novela gráfica- era cómo Aude y Rosalie iban a conectar. No se conocen al comenzar la película pero al paso del metraje se van reconociendo. Especialmente me llamó la atención la manera en que ambas tienen para complementarse.

¿Qué puede decirme de las casualidades? ¿Existen? ¿En qué se diferencian de las coincidencias?

Difícil pregunta... ¿Es sólo azar lo que se produce en Rosarie Blum? No estoy seguro. Desde luego sí hacía falta un golpe de timón a los protagonistas para hacerlos cambiar. La cinta irá revelando que las cosas ya estaban escritas... Hay fenómenos inconscientes que son interesantes para constatar en la vida de las personas.


¿Cree que sin memoria no puede construirse la persona en toda su dimensión?

Los recuerdos tienen una influencia importante en nuestra vida de adultos. A veces sin ni siquiera interpretarlos o comprenderlos. Considero que es un enfoque psicoanalítico en el que creo bastante.

¿Ha hecho usted por amor cosas tan excesivas como las de nuestro protagonista?

No, ni mucho menos. Nunca he seguido a nadie en mi vida como Vincent. Y nuestro protagonista no lo hace desde un punto de vista amoroso, sino que quiere saber dónde ha visto a esta mujer antes y de esa manera encuentra una ocupación que lo llevará a emanciparse.

¿Qué opina de los premios a tenor del que ha recibido en el Festival Internacional de Cine de Gijón?

Me causó un gran placer. Es un premio importante. Por si fuera poco, este premio del público significa que es a los espectadores a quienes les ha gustado mi película, que es lo que más deseo con mi trabajo. Y al ser un premio español mucho más, ya que coloca al cine francés en un lugar preferente frente a otras opciones.


¿Por qué tengo que ir a ver su película, qué voy a encontrarme en ella?

A menudo, los espectadores tras las proyecciones del filme venían a verme a decirme que la película les había hecho muy bien, que les había provocado emociones fuertes y positivas. Es un motivo más que suficiente. Además, la cinta está llena de sorpresas, de una música y una cadencia en su contenido que puede hacer más que atractiva la historia al espectador español.

José Luis Panero
www.facebook.com/palomitero/

sábado, 8 de abril de 2017

'Fences': Denzel Washington cumple su tercer sueño y Viola Davis se hace con el Oscar

¡Mis queridos palomiteros!


Paramount Pictures Spain distribuyó en febrero en España Fences, en el pórtico de los Premios Oscar a los que optaba en cuatro categorías (Mejor Película, Mejor Actor Principal (Denzel Washington), Mejor Actriz de Reparto (Viola Davis) y Mejor Guión Adaptado). La traemos hoy a las pantallas por su actualidad.



Se trata de la tercera incursión en la dirección de cine del actor Denzel Washington, que ha adaptado con fidelidad la obra de teatro homónima, escrita en 1983 por el desaparecido dramaturgo estadounidense August Wilson, pero que no llegaría a los escenarios de Broadway hasta cuatro años después, con grandes protagonistas, a saber, James Earl Jones y Mary Alice, y ganadora del premio Pulitzer en 1987.



Ambientada en la década de los 50, la película narra la historia de un padre afroamericano, Troy Maxon, basurero que trabaja en Pittsburgh -quien de joven era un prometedor y ambicioso jugador de béisbol que soñaba con vivir del deporte-, que hará frente a los prejuicios raciales para sacar adelante a su familia a pesar de las dificultades económicas por las que atraviesa.

Después de haber ganado ambos premios Tony (los del teatro de Broadway) por el excelente revival de 2010, Denzel Washington y Viola Davis transmiten con fuerza las complejidades y contradicciones de su matrimonio, que ya dura 18 años, y que ha ido creciendo con mimbres no muy sólidos. Por su parte, los protagonistas conocen su papel de cabo a rabo y -junto al elenco de secundarios- resuelven sus complejos roles con algo más que solvencia.



Washington se mantiene apegado al texto teatral sin excepción hasta llegar a las más de dos horas de metraje en una película que va ganando calado emocional por sedimentación. No obstante, la película se sigue con interés por sus actores y porque su libreto se mantiene vigente. De hecho, la miga del drama es el texto de Wilson, es decir, una maravilla -conmovedor y naturalista-, incluso por momentos casi musical gracias a su cadencia.

Es justo recordar que el trabajo de Washington detrás de la cámara no resulta en absoluto desdeñable. Es detallista, elegante, y a veces hasta sutil. Su interpretación tampoco es nada mala. Teniendo en cuenta que su personaje (uno de esos papeles-bombón para cualquier actor) llega a ser extremo en ocasiones, Washington mantiene a raya, dentro de sus posibilidades, su afición por el histrionismo


En este sentido, hay que destacar a Viola Davis, que hace un trabajo colosal como esposa de un personaje deplorable, y a Stephen Henderson, cuyo personaje (un compañero de trabajo del protagonista) es el que mejor cae de toda la película, especialmente porque es el que menos habla.

En todo caso, Washington se enfrenta de este modo al material con una disfrutable ferocidad, como un hombre poseído. Ayuda mucho en esta línea, y después al resultado final, el guión del laureado dramaturgo norteamericano Tony Kushner, si bien se echa en falta que el director le hubiese imprimido algo más de nervio a la puesta en escena. 

José Luis Panero