martes, 4 de septiembre de 2012

Yo soy amigo de Carlos Larrañaga... a pesar de los petimetres


¡Mis queridos palomiteros!

Estaba de vuelta de viaje de las vacaciones cuando la noticia me sorprendió a medias: Carlos Larrañaga había fallecido a los 75 años. Una pérdida irreparable para el teatro y el cine español. Y no quería perder la ocasión, ahora, de decir algo importante: Yo soy amigo de Carlos Larrañaga.

Carlos Larrañaga y José Luis Panero




Cuesta pensar en alguna serie televisiva de éxito sin él, como en Farmacia de guardia, del maestro Antonio Mercero, por ejemplo -con el inevitable e irritable retintiín con que se dirigía a doña Concha Cuetos ("Lurditas, Lurditas")- o como en algunos de sus otros grandes y últimos títulos en el cine, no digamos ya en su inmejorable trabajo en Luz de domingo, de José Luis Garci, que le reportó el premio al mejor actor secundario, según los críticos del CEC (Círculo de Escritores Cinematográficos). 

Serie de Antena 3, Farmacia de guardia



Y más allá de los dimes y diretes entre los que se esconde su agitada vida sentimental, me duele la voz de los petimetres con corbata que no respetan el duelo por el muerto, porque aun existiendo -si es que existen- razones para darle un pellizco a don Carlos, no es de recibo hacerlo con el féretro caliente. No hay que confundir, por cierto, al petimetre con el hortera, porque el hortera, además de ignorar cómo se hace el nudo de la corbata, ignora las virtudes del hombre, no del artista, al que yo conocí.





Apuntaré que Carlos Larrañaga, además de ser un buen amigo y un buen tertuliano, era buen jugador de mus (mi padre podría aportar más detalles al respecto), además de ser un gran tirador de pichón entre otras cualidades que los petimetres rechazan porque sí. Generalmente por ideólogos y sectarios.

En la muerte del actor catalán



Querido Carlos: a pesar de tu inevitable ausencia, seguimos en contacto. ¡Ya nos veremos! ¡Abrazos!

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